martes, 23 de junio de 2009

Michelle Bachelet, a tres años de su mandato

La presidenta chilena ha logrado repuntar su popularidad en los últimos meses, por su manejo de la crisis económica

De todas las crisis que Michelle Bachelet debió enfrentar a lo largo de estos tres años de gobierno, la que más parece haberla beneficiado fue la global. Pero no por cuestiones del azar, sino porque un cúmulo de decisiones económicas y la firmeza para capear la tormenta le devolvieron la popularidad que en los dos primeros años de su mandato veía lejana.
La presidenta chilena llegará el miércoles a México sin la carga con la que arribó el 19 de marzo de 2007, en su anterior visita, cuando la crisis del Transantiago —uno de los puntos más negativos de su gestión— generó un caos en la vida de millones de chilenos y las protestas estudiantiles la mantenían por debajo de 40% de popularidad.
El último sondeo de la consultora Ipsos le otorga a la presidenta 75% de aceptación y 61% a su gestión. Mientras, el seguimiento mensual de la empresa Adimark la coloca con 69%, repuntando casi 15 puntos con respecto a marzo último.
Un fenómeno, el de la primera mujer presidenta de la historia de Chile, que pasa por su propio afianzamiento en la gestión de gobierno, después de varios cambios de gabinete y la rapidez de reflejos de ella y de su equipo económico, que en septiembre pasado, ni bien desatada la crisis, la llevó a adoptar una serie de medidas, que derivaron en que la sociedad se alineara tras su figura.
“Desde entonces, el gobierno se mostró muy activo y ágil. Eso terminó beneficiando a la presidenta en el tramo final de su gobierno (que concluirá el próximo 11 de marzo)”, explica el analista Patricio Navia.
Esas medidas llevaron a que el país terminara 2008 con un crecimiento de 3.2% y que el ingreso de su economía en la recesión se demorara hasta mayo último, cuando retrotrajo 1.1%, según cifras oficiales.
Para el economista Felipe Larraín, ese retroceso de los índices económicos es algo mayor (2.1%) y no es nuevo, ya que “cumplimos tres trimestres de crecimiento negativo”, agravado ahora por el alza del desempleo, que llegó a 12.8%, y la caída en la inversión extranjera que a su entender “ya en 2008 era notoria”.
En plena campaña
Este segundo semestre del año, con el país metido de lleno en la campaña electoral, determinará no sólo cómo avanza la crisis económica en el país, sino también cómo saldrá la presidenta Bachelet de La Moneda (sede del gobierno). Si emulando a su antecesor, Ricardo Lagos, quien concluyó su mandato con históricos índices de popularidad, o afectada por este nuevo desafío.
El balance de estos tres años y tres meses de la administración Bachelet se enmarca en el terreno positivo. No sólo por su ductilidad para salir de los trances difíciles, como la salida de la ministra de Salud, María Soledad Barria, o antes la de Educación, Yasna Provoste, por sendas presuntas irregularidades en sus áreas, sino por algunas políticas sociales dirigidas a paliar algunas deudas que la Concertación Democrática, en el poder desde 1990, tenía con los sectores menos favorecidos.
Programas como Chile Crece Contigo y el AUGE en Salud, se suman según el dirigente socialista Marcos Salgado “a la reforma laboral, a una nueva política habitacional y un gran derivación de recursos en obras de infraestructura”, la que a su entender pesarán en el balance final de la gestión Michelle Bachelet. La de la presidenta es una gestión a la que muchos analistas vaticinaron como la última de la Concertación desde la recuperación democrática en el 90 y de la que ahora, a seis meses de los comicios, nada esta dicho. La irrupción en la campaña del diputado Socialista, Marco Enriquez Onimani, hijo del asesinado líder del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Miguel Enriquez, parece alterar todos los pronósticos. Según las encuestas Enriquez, ostenta entre 21% y 25%, con un fuerte apoyo de los sectores juveniles, ya sea de potenciales votantes del derechista Sebastián Piñera y del ex presidente Eduardo Frei, como de vastos sectores de centroizquierda.
Pero la elección es en diciembre y Bachelet sólo puede observarlas desde La Moneda. A ella todavía le quedan casi nueve meses de mandato para agotar todo lo posible de su agenda de gobierno y tratar, como hasta ahora, de completar con saldo positivo, la primera experiencia de una mujer presidenta en Chile. Buenos Aires, Argentina/José Vales (El Universal)

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