El canciller ruso Lavrov llamó a los países participantes en la cumbre de Trieste a “involucrar” al país musulmán en la comunidad internacional, mientras el opositor Musavi volvió a desafiar al poder.
Rusia advirtió ayer sobre los riesgos de “aislar” al régimen de Irán, mientras Italia y Francia abogan por una condena “firme” a violencia y la represión durante la reunión de cancilleres del G8 que se abrió ayer en Trieste (norte de Italia). El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergueï Lavrov, advirtió a su homólogo italiano, Franco Frattini, que aislar a Irán sería un “error” e invitó a la diplomacia a trabajar a favor de “involucrar” a ese país dentro de la comunidad internacional.
“El aislamiento de Irán representaría un error”, dijo Lavrov, quien subrayó que “la palabra clave es involucrar”. Interrogado sobre la voluntad de los ministros de Relaciones Exteriores del G8 (Italia, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, Japón, Rusia) de endurecer su condena a Irán, el canciller ruso subrayó que “nadie quiere condenar” el proceso electoral en Irán.
“Estamos trabajando por un documento común, creo que lo obtendremos”, aseguró por su parte Frattini, quien espera lograr una condena común de la represión y la violencia poselectoral en Irán. El texto reconocería igualmente que “el proceso electoral es un asunto iraní”, precisó. Rusia ha mantenido hasta ahora una posición menos dura sobre la crisis en Irán, que considera un “asunto interno” de ese país. Irán, potencia regional y país frontera con Afganistán, fue invitado a Trieste por Italia con la bendición de EU antes de que estallaran los graves disturbios. La invitación fue retirada al final por Italia antes de que el ministro de ese país anunciara oficialmente que no iba a asistir. El G8 de Trieste se concluirá el sábado con una declaración final. La Casa Blanca rechazó ayer las acusaciones de injerencia lanzadas por el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad.
El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, afirmó que el presidente estadunidense, Barack Obama, ya destacó anteriormente que dirigentes iraníes trataron de adjudicar a EU un papel en la crisis política. “Añadiría al presidente Ahmadineyad a la lista de esas personas”, añadió. Ahmadineyad exigió ayer a Obama que deje de “interferir” en los asuntos de Irán, indicó la agencia Fars. Mientras, el candidato reformista Mir Hosein Musavi, principal figura del movimiento que pide la anulación de las elecciones del 12 de junio, lanzó un nuevo desafío a las autoridades al afirmar que no se dejará amilanar por las “amenazas” en su combate por “los derechos del pueblo iraní”.
Musavi denunció también presiones para retirar su pedido de anulación de los comicios, que según los resultados oficiales Ahmadineyad ganó con 63% de los votos, contra 34% para su principal rival. Otro candidato, el reformista Mehdi Karubi, canceló una ceremonia de duelo por las víctimas de la represión, que dejó al menos 17 muertos y un centenar de heridos. El ayatolá disidente Hosein Ali Montazeri advirtió sobre los riesgos de la política represiva, pues “si el pueblo no puede revindicar sus derechos legítimos (...), el aumento de la frustración podría destruir los cimientos de cualquier gobierno”. Asimismo, unos cien diputados conservadores no respondieron a la invitación de Ahmadineyad a festejar su reelección, indicó el diario reformador Etemad Melli.
Agencias/Trieste/Teherán (Milenio)
viernes, 26 de junio de 2009
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