El presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti anunció el jueves la formación del gobierno de reconciliación nacional previsto en el acuerdo, aun cuando Zelaya no presentó su lista de candidatos.
El presidente derrocado Manuel Zelaya rechazó la madrugada del viernes el gobierno de reconciliación anunciado poco antes por el mandatario de facto Roberto Micheletti y declaró "letra muerta" el acuerdo concebido para superar la crisis política en Honduras.
Micheletti anunció el jueves la formación del gobierno de reconciliación nacional previsto en el acuerdo, aun cuando Zelaya no presentó su lista de candidatos.
"Hemos finalizado la conformación del gobierno de unidad y conciliación nacional dentro del límite establecido y el cronograma del acuerdo Tegucigalpa-San José", dijo Micheletti en una cadena nacional de radio y televisión casi a la medianoche minutos antes de terminar el plazo fijado en el convenio.
El mandatario de facto aseguró que "dicha conformación es representativa del amplio espectro ideológico y político de nuestro país y cumple estrictamente con la letra del acuerdo".
El jueves se cumplió la fecha para la formación e instalación del gobierno de unidad estipulado en el convenio. Zelaya se pasó el día esperando que el Congreso llamase a sesiones para que definiera si lo restituye o no en la presidencia, de la fue depuesto el 28 de junio.
"Este acuerdo es letra muerta. Su incumplimiento (por parte de Micheletti) lo ha hecho fracasar", expresó Zelaya el viernes a la radio Globo. "Por tanto ya no tiene ningún sentido seguir engañando al pueblo hondureño con este tipo de acuerdo que lo único que expresa es una falta de voluntad política para resolver el problema".
"Esa pretensión es absurda (de Micheletti liderar el gobierno de unidad).
Una persona que no ha sido reconocida por ningún gobierno, ¿cómo pretende ser el que dirija ese gobierno?", dijo Zelaya, aunque el presidente de facto se abstuvo de identificar a los integrantes del nuevo gobierno.
El representante de Zelaya en la comisión de verificación del acuerdo, el diplomático Jorge Reina, había anticipado también en la madrugada la posición del mandatario derrocado.
"Declaramos fracasado el acuerdo por el incumplimiento del régimen de facto del compromiso de que en esta fecha (jueves) debería estar organizado e instalado el gobierno de unidad y de reconciliación, el que por ley debe ser presidido por Manuel Zelaya", señaló al leer ante la prensa un comunicado en un hotel de la capital.
"No estamos dispuestos a perder los derechos del pueblo legitimando este golpe de estado", agregó Reina, quien llamó a los cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) a pronunciarse y a que continúen la condena y el desconocimiento al gobierno de Micheletti.
Reina dijo, sin mencionar pruebas, que el gobierno de facto prepara un fraude electoral en las elecciones del 29 de noviembre, las cuales —aseguró— Zelaya no reconocerá. "Micheletti se ha burlado de los acuerdos, de la comunidad internacional. Desconocemos este gobierno de unidad, escudado en un golpe de estado".
Ninguno de los dos representantes de la comisión de verificación designados por la OEA se pronunció de inmediato al anuncio de Micheletti y a la reacción de Zelaya.
"Todos, con excepción del señor Zelaya, presentaron sus recomendaciones de los hondureños que liderarán las instituciones de nuestro país como parte del nuevo gobierno", dijo Micheletti y afirmó que el mandatario depuesto tenía aún las puertas abiertas para proponer candidatos.
Poco antes, el gabinete ministerial de Micheletti había dimitido. El mandatario de facto no mencionó a los nuevos integrantes del gabinete.
Zelaya manifestó temprano a la radio Globo que el jueves era "un día crucial. El Congreso tiene una gran función en solucionar este conflicto ... si no sesiona para revertir el golpe y lograr la paz y la reconciliación nacional, el acuerdo habrá dejado de cumplirse".
Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil, había dicho que, según su interpretación del acuerdo, él tenía que encabezar al nuevo gobierno.
El término, establecido en el acuerdo firmado por las partes en conflicto hace una semana para impulsar un gobierno con la participación de todos los partidos políticos y de la sociedad civil, encontró a los actores de la crisis enfrentados en sus interpretaciones sobre el futuro de Zelaya.
El acuerdo, alcanzado con la asistencia de diplomáticos de Estados Unidos, no prevé el regreso de Zelaya al poder. El convenio deja esa decisión al Congreso.
El representante Reina había dicho el jueves que ese día debía revertirse el golpe de estado y Zelaya asumir la conducción del país.Se le preguntó si el gabinete debe ser encabezado por Micheletti, a lo que contestó negativamente.
Según lo trazado en el acuerdo, a más tardar este jueves se debía conformar e instalar el gobierno de unidad que velará por las elecciones de noviembre y el traspaso del poder al ganador, el 27 de enero.
El acuerdo plantea que el Congreso vote para retroceder al orden imperante antes del 28 de junio, pero no le pone plazos y el legislativo no convocará a sesiones hasta que varias instituciones judiciales y de derechos humanos se pronuncien sobre la situación de Zelaya, indicó uno de los secretarios, Carlos Lara.
Centenares de seguidores de Zelaya volvieron a plantarse en las inmediaciones del Congreso para exigir la restitución de su líder.
Tras el acuerdo y sin que se definiese la situación de Zelaya, Estados Unidos ofreció respaldo a los comicios hondureños, al tiempo que la OEA asumió la coordinación de la comisión de verificación, planteando antes su promesa de enviar observadores a los comicios.
En tanto, la noche del jueves se registró la explosión de un artefacto en un edificio en el bulevar Morazán de la capital, sin dejar lesionados, según las autoridades. Esto se sumó al estallido de otro artefacto en el sector de baños públicos en el centro de Tegucigalpa, que tampoco dejó heridos.
El miércoles por la noche un grupo de desconocidos lanzó una granada de fragmentación a la radioemisora HRN y la explosión causó lesiones leves a un operador de cabina.
Desde el golpe del 28 de junio, han ocurrido ataque con artefactos explosivos contra instituciones y medios adeptos al gobierno de facto. Tegucigalpa, Honduras
Micheletti anunció el jueves la formación del gobierno de reconciliación nacional previsto en el acuerdo, aun cuando Zelaya no presentó su lista de candidatos.
"Hemos finalizado la conformación del gobierno de unidad y conciliación nacional dentro del límite establecido y el cronograma del acuerdo Tegucigalpa-San José", dijo Micheletti en una cadena nacional de radio y televisión casi a la medianoche minutos antes de terminar el plazo fijado en el convenio.
El mandatario de facto aseguró que "dicha conformación es representativa del amplio espectro ideológico y político de nuestro país y cumple estrictamente con la letra del acuerdo".
El jueves se cumplió la fecha para la formación e instalación del gobierno de unidad estipulado en el convenio. Zelaya se pasó el día esperando que el Congreso llamase a sesiones para que definiera si lo restituye o no en la presidencia, de la fue depuesto el 28 de junio.
"Este acuerdo es letra muerta. Su incumplimiento (por parte de Micheletti) lo ha hecho fracasar", expresó Zelaya el viernes a la radio Globo. "Por tanto ya no tiene ningún sentido seguir engañando al pueblo hondureño con este tipo de acuerdo que lo único que expresa es una falta de voluntad política para resolver el problema".
"Esa pretensión es absurda (de Micheletti liderar el gobierno de unidad).
Una persona que no ha sido reconocida por ningún gobierno, ¿cómo pretende ser el que dirija ese gobierno?", dijo Zelaya, aunque el presidente de facto se abstuvo de identificar a los integrantes del nuevo gobierno.
El representante de Zelaya en la comisión de verificación del acuerdo, el diplomático Jorge Reina, había anticipado también en la madrugada la posición del mandatario derrocado.
"Declaramos fracasado el acuerdo por el incumplimiento del régimen de facto del compromiso de que en esta fecha (jueves) debería estar organizado e instalado el gobierno de unidad y de reconciliación, el que por ley debe ser presidido por Manuel Zelaya", señaló al leer ante la prensa un comunicado en un hotel de la capital.
"No estamos dispuestos a perder los derechos del pueblo legitimando este golpe de estado", agregó Reina, quien llamó a los cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) a pronunciarse y a que continúen la condena y el desconocimiento al gobierno de Micheletti.
Reina dijo, sin mencionar pruebas, que el gobierno de facto prepara un fraude electoral en las elecciones del 29 de noviembre, las cuales —aseguró— Zelaya no reconocerá. "Micheletti se ha burlado de los acuerdos, de la comunidad internacional. Desconocemos este gobierno de unidad, escudado en un golpe de estado".
Ninguno de los dos representantes de la comisión de verificación designados por la OEA se pronunció de inmediato al anuncio de Micheletti y a la reacción de Zelaya.
"Todos, con excepción del señor Zelaya, presentaron sus recomendaciones de los hondureños que liderarán las instituciones de nuestro país como parte del nuevo gobierno", dijo Micheletti y afirmó que el mandatario depuesto tenía aún las puertas abiertas para proponer candidatos.
Poco antes, el gabinete ministerial de Micheletti había dimitido. El mandatario de facto no mencionó a los nuevos integrantes del gabinete.
Zelaya manifestó temprano a la radio Globo que el jueves era "un día crucial. El Congreso tiene una gran función en solucionar este conflicto ... si no sesiona para revertir el golpe y lograr la paz y la reconciliación nacional, el acuerdo habrá dejado de cumplirse".
Zelaya, refugiado en la embajada de Brasil, había dicho que, según su interpretación del acuerdo, él tenía que encabezar al nuevo gobierno.
El término, establecido en el acuerdo firmado por las partes en conflicto hace una semana para impulsar un gobierno con la participación de todos los partidos políticos y de la sociedad civil, encontró a los actores de la crisis enfrentados en sus interpretaciones sobre el futuro de Zelaya.
El acuerdo, alcanzado con la asistencia de diplomáticos de Estados Unidos, no prevé el regreso de Zelaya al poder. El convenio deja esa decisión al Congreso.
El representante Reina había dicho el jueves que ese día debía revertirse el golpe de estado y Zelaya asumir la conducción del país.Se le preguntó si el gabinete debe ser encabezado por Micheletti, a lo que contestó negativamente.
Según lo trazado en el acuerdo, a más tardar este jueves se debía conformar e instalar el gobierno de unidad que velará por las elecciones de noviembre y el traspaso del poder al ganador, el 27 de enero.
El acuerdo plantea que el Congreso vote para retroceder al orden imperante antes del 28 de junio, pero no le pone plazos y el legislativo no convocará a sesiones hasta que varias instituciones judiciales y de derechos humanos se pronuncien sobre la situación de Zelaya, indicó uno de los secretarios, Carlos Lara.
Centenares de seguidores de Zelaya volvieron a plantarse en las inmediaciones del Congreso para exigir la restitución de su líder.
Tras el acuerdo y sin que se definiese la situación de Zelaya, Estados Unidos ofreció respaldo a los comicios hondureños, al tiempo que la OEA asumió la coordinación de la comisión de verificación, planteando antes su promesa de enviar observadores a los comicios.
En tanto, la noche del jueves se registró la explosión de un artefacto en un edificio en el bulevar Morazán de la capital, sin dejar lesionados, según las autoridades. Esto se sumó al estallido de otro artefacto en el sector de baños públicos en el centro de Tegucigalpa, que tampoco dejó heridos.
El miércoles por la noche un grupo de desconocidos lanzó una granada de fragmentación a la radioemisora HRN y la explosión causó lesiones leves a un operador de cabina.
Desde el golpe del 28 de junio, han ocurrido ataque con artefactos explosivos contra instituciones y medios adeptos al gobierno de facto. Tegucigalpa, Honduras
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