La pobreza fue vinculada a los abusos de derechos humanos, particularmente a la discriminación en contra de minorías, indígenas y mujeres, con la desaceleración económica y la escasez de alimentos ahora combinándose en una potente amenaza, advirtió la jefa de la agrupación mundial de derechos.
La crisis económica mundial no debe ser utilizada como excusa para desatender los derechos humanos de millones de personas que ahora cayeron de vuelta en la pobreza, dijo el jueves la secretaria general de Amnistía Internacional, Irene Khan.
La pobreza fue vinculada a los abusos de derechos humanos, particularmente a la discriminación en contra de minorías, indígenas y mujeres, con la desaceleración económica y la escasez de alimentos ahora combinándose en una potente amenaza, advirtió la jefa de la agrupación mundial de derechos.
"Lo que tenemos es una combinación bastante peligrosa de temas. Más de 100 millones están nuevamente de vuelta en la pobreza", dijo Khan a Reuters en una entrevista.
Una preocupación clave es la situación apremiante de los trabajadores migrantes que pierden sus empleos y la consiguiente baja en los envíos de dinero a sus países de origen, dijo Khan, lo que tiene repercusiones en la propagación de la pobreza.
Amnistía, agregó, está muy preocupada por los derechos humanos en China, en donde los derechos civiles y políticos todavía son reprimidos. El aumento económico de Pekín no depende de que se continúe afectando los derechos humanos, precisó.
"Estamos diciendo que se necesitan derechos civiles y políticos junto al desarrollo económico para que el desarrollo sea sostenible", indicó.
Khan utilizó su viaje a Canberra para visitar una remota comunidad aborigen en el Territorio del Norte, criticando el manejo de Australia de temas indígenas y las políticas de protección de fronteras, incluyendo la detención en sus costas de personas que buscan asilo.
También demandó que Australia cierre su centro de detención para inmigrantes en el Océano Indico en la isla Navidad, al sur de Indonesia, que actualmente está superpoblado debido al aumento de botes que llegaron en busca de refugio tras el fin de la sangrienta guerra civil de Sri Lanka.
"Australia es un país que puede permitirse hacer eso (...) debe ser justo con quienes buscan asilo", agregó.
"Estamos pidiendo el cierre de la isla Navidad, estamos pidiendo que las personas sean juzgadas en el continente", dijo.
Australia tiene una población de alrededor de 460 mil aborígenes, de los cuales muchos viven en comunidades remotas con escaso acceso a salud, vivienda y educación y una expectativa de vida 17 años menor que otros australianos. También sufren altos índices de desempleo, encarcelamiento y violencia doméstica.
Khan dijo que una intervención gubernamental en el despoblado Territorio del Norte, que apuntaba a proteger a mujeres y niños de la violencia por el alcohol, implicó que 45 mil aborígenes sean sujetos de discriminación racial apoyada por el Estado.
Además, describió las condiciones de vida en algunas comunidades como "muy sombrías" y dijo que el Gobierno debe reincorporar leyes contra la discriminación racial.
Canberra
La crisis económica mundial no debe ser utilizada como excusa para desatender los derechos humanos de millones de personas que ahora cayeron de vuelta en la pobreza, dijo el jueves la secretaria general de Amnistía Internacional, Irene Khan.
La pobreza fue vinculada a los abusos de derechos humanos, particularmente a la discriminación en contra de minorías, indígenas y mujeres, con la desaceleración económica y la escasez de alimentos ahora combinándose en una potente amenaza, advirtió la jefa de la agrupación mundial de derechos.
"Lo que tenemos es una combinación bastante peligrosa de temas. Más de 100 millones están nuevamente de vuelta en la pobreza", dijo Khan a Reuters en una entrevista.
Una preocupación clave es la situación apremiante de los trabajadores migrantes que pierden sus empleos y la consiguiente baja en los envíos de dinero a sus países de origen, dijo Khan, lo que tiene repercusiones en la propagación de la pobreza.
Amnistía, agregó, está muy preocupada por los derechos humanos en China, en donde los derechos civiles y políticos todavía son reprimidos. El aumento económico de Pekín no depende de que se continúe afectando los derechos humanos, precisó.
"Estamos diciendo que se necesitan derechos civiles y políticos junto al desarrollo económico para que el desarrollo sea sostenible", indicó.
Khan utilizó su viaje a Canberra para visitar una remota comunidad aborigen en el Territorio del Norte, criticando el manejo de Australia de temas indígenas y las políticas de protección de fronteras, incluyendo la detención en sus costas de personas que buscan asilo.
También demandó que Australia cierre su centro de detención para inmigrantes en el Océano Indico en la isla Navidad, al sur de Indonesia, que actualmente está superpoblado debido al aumento de botes que llegaron en busca de refugio tras el fin de la sangrienta guerra civil de Sri Lanka.
"Australia es un país que puede permitirse hacer eso (...) debe ser justo con quienes buscan asilo", agregó.
"Estamos pidiendo el cierre de la isla Navidad, estamos pidiendo que las personas sean juzgadas en el continente", dijo.
Australia tiene una población de alrededor de 460 mil aborígenes, de los cuales muchos viven en comunidades remotas con escaso acceso a salud, vivienda y educación y una expectativa de vida 17 años menor que otros australianos. También sufren altos índices de desempleo, encarcelamiento y violencia doméstica.
Khan dijo que una intervención gubernamental en el despoblado Territorio del Norte, que apuntaba a proteger a mujeres y niños de la violencia por el alcohol, implicó que 45 mil aborígenes sean sujetos de discriminación racial apoyada por el Estado.
Además, describió las condiciones de vida en algunas comunidades como "muy sombrías" y dijo que el Gobierno debe reincorporar leyes contra la discriminación racial.
Canberra
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