En Russelsheim, la sede europea de Opel, se congregaron a las puertas de la planta de producción unos 10 mil trabajadores que dieron salida a su cólera con pancartas críticas a la decisión de cancelar la venta ya anunciada al consorcio austriaco-canadiense Magna.
Miles de trabajadores de Opel en Alemania se manifestaron hoy en contra de la decisión de la estadunidense General Motors (GM) de no vender la empresa, cancelar 10 mil puestos y cerrar algunas de sus plantas en Europa.
En Russelsheim, la sede europea de Opel, se congregaron a las puertas de la planta de producción unos 10 mil trabajadores que dieron salida a su cólera con pancartas críticas a la decisión de cancelar la venta ya anunciada al consorcio austriaco-canadiense Magna.
Los gobernadores de Renania del Norte-Westfalia, Jurgen Ruttgers, y el de Hessen, Roland Koch, se unieron en sus respectos estados a los mítines para expresar apoyo a los trabajadores en un marco de furia patente contra GM.
Koch declaró ante los trabajadores que se quiere que Opel en Alemania y en Europa tenga futuro, mientras Ruttgers, demócra cristiano, calificó a GM de 'turbocapitalismo', es decir, capitalista a ultranza.
El calificativo es un contraste con la economía de mercado con orientación social que rige en este país europeo, donde trabajadores y empleados cuentan con apoyo y red de protección social.
El gobernador de Renania del Norte-Palatinado, Kurt Beck, también anunció que participará en los mítines en la planta de Kaiserslautern.
El sindicato IG Metall, que agrupa al sector automotriz, informó que no ve ninguna razón para nuevas conversaciones con GM porque 'no se puede suponer que los empleados esperen ahora nuevos planes después de la bomba caída desde Detroit, que fue asimismo una bofetada'.
Para el líder de la agrupación en Frankfurt, Armin Schild, los tres mil millones de euros que citó GM para reestructurar Opel, no sirven para producir nuevos autos ni abrir nuevos mercados, sino sólo para el cierre de plantas y la ayuda social para empleados y trabajadores.
Dirigentes de los Consejos de Personal de Opel declararon que el objetivo de esas protestas es mostrar que los 25 mil trabajadores alemanes de Opel no aceptan este trato.
Pero el experto en industria automotriz, Stefan Bratzel, advirtió a los Consejos de Personal y al sindicato de Opel que no tensen más la relación con GM porque ésta podría desgarrarse del todo, y recordó que ya es de por sí mala. Berlín, Alemania
En Russelsheim, la sede europea de Opel, se congregaron a las puertas de la planta de producción unos 10 mil trabajadores que dieron salida a su cólera con pancartas críticas a la decisión de cancelar la venta ya anunciada al consorcio austriaco-canadiense Magna.
Los gobernadores de Renania del Norte-Westfalia, Jurgen Ruttgers, y el de Hessen, Roland Koch, se unieron en sus respectos estados a los mítines para expresar apoyo a los trabajadores en un marco de furia patente contra GM.
Koch declaró ante los trabajadores que se quiere que Opel en Alemania y en Europa tenga futuro, mientras Ruttgers, demócra cristiano, calificó a GM de 'turbocapitalismo', es decir, capitalista a ultranza.
El calificativo es un contraste con la economía de mercado con orientación social que rige en este país europeo, donde trabajadores y empleados cuentan con apoyo y red de protección social.
El gobernador de Renania del Norte-Palatinado, Kurt Beck, también anunció que participará en los mítines en la planta de Kaiserslautern.
El sindicato IG Metall, que agrupa al sector automotriz, informó que no ve ninguna razón para nuevas conversaciones con GM porque 'no se puede suponer que los empleados esperen ahora nuevos planes después de la bomba caída desde Detroit, que fue asimismo una bofetada'.
Para el líder de la agrupación en Frankfurt, Armin Schild, los tres mil millones de euros que citó GM para reestructurar Opel, no sirven para producir nuevos autos ni abrir nuevos mercados, sino sólo para el cierre de plantas y la ayuda social para empleados y trabajadores.
Dirigentes de los Consejos de Personal de Opel declararon que el objetivo de esas protestas es mostrar que los 25 mil trabajadores alemanes de Opel no aceptan este trato.
Pero el experto en industria automotriz, Stefan Bratzel, advirtió a los Consejos de Personal y al sindicato de Opel que no tensen más la relación con GM porque ésta podría desgarrarse del todo, y recordó que ya es de por sí mala. Berlín, Alemania
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