viernes, 22 de mayo de 2009

Lugo nombra nueva jefatura militar

Depura a mandos que permitieron usar cuarteles para reunión de un grupo de jóvenes izquierdistas

El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, designó ayer a la nueva cúpula de las Fuerzas Armadas, después de una depuración en los altos mandos que causó malestar en el seno de las instituciones castrenses, en una crisis que se suma a la política que atraviesa la gestión del ex obispo.
El general Óscar Velásquez asumió como comandante del Ejército en sustitución de Alfredo Machuca; el contralmirante Claudelino Recalde será el nuevo comandante de la Armada, en reemplazo de Rubén Valdez y el coronel Felipe Cañet estará al frente del comando de Ingeniería, en lugar del coronel Roberto Bareiro.
El gobierno paraguayo reconoció que hubo “problemas de procedimiento” en la autorización para actividades políticas en un cuartel militar. El jefe de gabinete, Miguel López Perito, dijo ayer que los inconvenientes fueron los que desencadenaron la remoción de los tres militares.
Para utilizar los cuarteles militares “se siguen determinados pasos” y esta vez “no se cumplió a cabalidad” el procedimiento o protocolo que exige la norma castrense, explicó López Perito.
La crisis militar se desató hace unos días, luego de que jóvenes militantes de una agrupación de izquierda coparan el regimiento de ingeniería de Tucumbú en los primeros días de mayo. En ese momento, los ocupantes izaron banderas de izquierda y exhibieron las fotos del Che Guevara y de Fidel Castro, junto a las de los presidentes de Bolivia y de Venezuela, Evo Morales y Hugo Chávez, respectivamente, entre otros.
El episodio desató una ola de críticas contra el gobierno y los comandantes de las Fuerzas Armadas. Lugo decidió entonces la destitución de la cúpula militar, lo que fue leído por los analistas como “cortar la cuerda por lo más delgado”, abriendo una corriente crítica y de “sumo malestar” en el seno de las Fuerzas Armadas.
Según fuentes castrenses citadas por la prensa local, “el presidente no asumió su responsabilidad y cargó todas las culpas en los tres jefes militares”.
Desde el gobierno, en cambio, todos hablan de la necesidad de “preservar al presidente y a su imagen” de todo el escándalo que se desató en Tucumbú.
El mismo ex comandante de las Fuerzas Militares, contralmirante Cíbar Benítez, ha tratado de distanciar a Lugo del caso, al asumir que “la autorización para el acto en cuestión “fue dada por la cúpula militar”, aunque en otro momento llegó a decir que “la Presidencia sabía del tema”.
La crisis castrense se suma a la política que viene afectado la gestión de Lugo, quien en los últimos meses vio como su credibilidad y su imagen positiva bajaban considerablemente, después de que se conocieran los casos de paternidad no reconocida de por lo menos tres hijos, dos de los cuales los habría concebido cuando todavía era obispo del empobrecido departamento de San Pedro. Buenos Aires, Argentina. José Vales (El Universal)

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