Japón confirmó el martes que celebró pactos secretos con Estados Unidos durante la Guerra Fría que tácitamente permitieron la presencia de buques nucleares en puertos japoneses en violación de un principio sagrado de la posguerra.
La admisión implica un reconocimiento de que los gobiernos previos habían mentido al respecto.
Aunque el anuncio fue saludado como un paso positivo hacia una mayor transparencia, sobrevivientes de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki expresaron indignación por el hecho de que las autoridades hayan mantenido en secreto esos acuerdos durante decenas de años.
Las revelaciones se produjeron luego de la investigación de un panel de expertos nombrado por el gobierno del primer ministro Yukio Hatoyama, que llegó al poder el año pasado con promesas de apertura y transparencia. Su partido izquierdista derrotó a los conservadores, que durante años negaron la existencia de esos acuerdos.
Las conclusiones en sí no son una gran sorpresa, porque documentos estadounidenses hechos públicos ya habían confirmado la existencia de los acuerdos de los años sesenta, y unos pocos funcionarios japoneses habían hablado de ellos en años recientes.
Pero en una nación en la que la memoria de Hiroshima y Nagasaki alimentan una profunda aversión a las armas nucleares, la admisión por Tokio de los acuerdos secretos es un cambio sorprendente de postura luego de años de negativas por los gobiernos previos.
Sunao Tsuboi, que sobrevivió el bombardeo de Hiroshima del 6 de agosto de 1945, expresó indignación, diciendo que las revelaciones reflejaban la hipocresía pasada de los gobiernos.
``Mientras que subrayaba que Japón había sido el único país atacado por armas atómicas, el gobierno secretamente estaba permitiendo la presencia de armamento nuclear en el país'', dijo Tsuboi, que preside una organización nacional de sobrevivientes de los ataques.
El alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, dijo que el comportamiento pasado del gobierno había sido engañoso.
Tokio.
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