Especialistas desestiman un posible acuerdo entre los gobernantes de Israel y Palestina
Invitados personalmente por el presidente estadunidense, Barack Obama, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el presidente palestino, Mahmud Abbas, viajan hoy a Nueva York para participar este martes en su primera reunión.
Dado el fracaso en la última gira del enviado especial de Estados Unidos en la región, George Mitchell, y las diferencias entre Netanyahu y Abbas, las dos partes recibieron con sorpresa y cierto desconcierto la invitación de Obama.
Pero mientras en Israel la cita es vista como un "triunfo" ya que se celebrará sin condiciones previas, en la Autoridad Nacional Palestina (ANP) no ocultan su frustración y enfado.
Abbas había condicionado su presencia en la cumbre a la congelación total de las colonias israelíes en Cisjordania. Algo que no ha ocurrido.
Cuando el presidente de Estados Unidos te llama y te invita, no puedes negarte", asume un allegado a Abbas.
Pese a la sensación de "humillación" que reina en la ANP, el jefe negociador, Saeb Erekat, afirmó: "No hay problema y acudiremos a la reunión".
"Obama deberá preguntar a Netanyahu sobre qué temas está dispuesto a negociar y qué pasa con las colonias. No somos nosotros los que boicoteamos el proceso ni incumplimos los compromisos", añadió.
Israelíes y palestinos coinciden en que solo se tratará de una reunión para la foto y poco más. Aun está lejos el anuncio de la reanudación de las negociaciones.
"No nos sentaremos a negociar hasta que Israel cumpla sus compromisos adquiridos en el plan Hoja de Ruta", declaró el dirigente palestino, Yasir Abed Rabbo.
Este lunes, el ministro y miembro del mini-gabinete de seguridad israelí, Benny Beguin señaló que "Netanyahu no debe negociar con Abbas hasta que el movimiento que lidera, Al Fatah, no renuncie a la lucha armada contra Israel como está escrito en su programa aprobado en el ultimo congreso".
Obama quiso la cumbre a tres bandas y la tendrá. Pero organizar una reunión -por muy importante que sea- no es lo mismo que reanudar los contactos directos entre las partes para un acuerdo definitivo.
Mahmud Abbas no ha tenido más remedio que ceder y presentarse en Nueva York pero advierte ahora que no renovará el proceso de paz hasta que Netanyahu congele completamente la construcción de las colonias en Cisjordania y Jerusalén Este.
En su última e intensa misión, Mitchell intentó arrancar el compromiso de Netanyahu a cambio de "gestos de confianza" de los países árabes. El fracaso del emisario estadunidense se cifra en que no consiguió ninguno de los objetivos.
Netanyahu acepta congelar la construcción durante nueve meses pero sin incluir Jerusalén Este y permitiendo que sigan edificándose las 2 mil 500 casas en asentamientos aprobadas en el pasado.
La participación de Mahmud Abbas en la cumbre -contradiciendo su discurso de las últimas semanas- se convirtió en un dulce sabroso para su máximo rival interno, el grupo islamista Hamas.
"La cumbre es inútil. No respetaremos ningún acuerdo ya que nadie, ni la OLP ni otro grupo o dirigente, tiene legitimidad para renunciar a los derechos sobre Jerusalén o el regreso de los refugiados", exclamó desde Gaza el líder islamista Ismail Haniya.
El prestigioso comentarista israelí, Nahum Barnea, criticó este lunes la obsesión de Obama por reunir a Netanyahu y Abbas "sin una base para la reanudación del dialogo".
"Estados Unidos ha descubierto que desea un acuerdo de paz israelí-palestino mucho más que los líderes de ambas partes. Es la tragedia de los dos pueblos: Netanyahu y Abbas prefieren seguir con lo que tiene y no arriesgarse con decisiones que les harían pagar un precio político elevado".
O como escribe un analista palestino "es una reunión forzada solo para la foto y una taza de te. Algo más sería una gran sorpresa". Jerusalén, Israel
Dado el fracaso en la última gira del enviado especial de Estados Unidos en la región, George Mitchell, y las diferencias entre Netanyahu y Abbas, las dos partes recibieron con sorpresa y cierto desconcierto la invitación de Obama.
Pero mientras en Israel la cita es vista como un "triunfo" ya que se celebrará sin condiciones previas, en la Autoridad Nacional Palestina (ANP) no ocultan su frustración y enfado.
Abbas había condicionado su presencia en la cumbre a la congelación total de las colonias israelíes en Cisjordania. Algo que no ha ocurrido.
Cuando el presidente de Estados Unidos te llama y te invita, no puedes negarte", asume un allegado a Abbas.
Pese a la sensación de "humillación" que reina en la ANP, el jefe negociador, Saeb Erekat, afirmó: "No hay problema y acudiremos a la reunión".
"Obama deberá preguntar a Netanyahu sobre qué temas está dispuesto a negociar y qué pasa con las colonias. No somos nosotros los que boicoteamos el proceso ni incumplimos los compromisos", añadió.
Israelíes y palestinos coinciden en que solo se tratará de una reunión para la foto y poco más. Aun está lejos el anuncio de la reanudación de las negociaciones.
"No nos sentaremos a negociar hasta que Israel cumpla sus compromisos adquiridos en el plan Hoja de Ruta", declaró el dirigente palestino, Yasir Abed Rabbo.
Este lunes, el ministro y miembro del mini-gabinete de seguridad israelí, Benny Beguin señaló que "Netanyahu no debe negociar con Abbas hasta que el movimiento que lidera, Al Fatah, no renuncie a la lucha armada contra Israel como está escrito en su programa aprobado en el ultimo congreso".
Obama quiso la cumbre a tres bandas y la tendrá. Pero organizar una reunión -por muy importante que sea- no es lo mismo que reanudar los contactos directos entre las partes para un acuerdo definitivo.
Mahmud Abbas no ha tenido más remedio que ceder y presentarse en Nueva York pero advierte ahora que no renovará el proceso de paz hasta que Netanyahu congele completamente la construcción de las colonias en Cisjordania y Jerusalén Este.
En su última e intensa misión, Mitchell intentó arrancar el compromiso de Netanyahu a cambio de "gestos de confianza" de los países árabes. El fracaso del emisario estadunidense se cifra en que no consiguió ninguno de los objetivos.
Netanyahu acepta congelar la construcción durante nueve meses pero sin incluir Jerusalén Este y permitiendo que sigan edificándose las 2 mil 500 casas en asentamientos aprobadas en el pasado.
La participación de Mahmud Abbas en la cumbre -contradiciendo su discurso de las últimas semanas- se convirtió en un dulce sabroso para su máximo rival interno, el grupo islamista Hamas.
"La cumbre es inútil. No respetaremos ningún acuerdo ya que nadie, ni la OLP ni otro grupo o dirigente, tiene legitimidad para renunciar a los derechos sobre Jerusalén o el regreso de los refugiados", exclamó desde Gaza el líder islamista Ismail Haniya.
El prestigioso comentarista israelí, Nahum Barnea, criticó este lunes la obsesión de Obama por reunir a Netanyahu y Abbas "sin una base para la reanudación del dialogo".
"Estados Unidos ha descubierto que desea un acuerdo de paz israelí-palestino mucho más que los líderes de ambas partes. Es la tragedia de los dos pueblos: Netanyahu y Abbas prefieren seguir con lo que tiene y no arriesgarse con decisiones que les harían pagar un precio político elevado".
O como escribe un analista palestino "es una reunión forzada solo para la foto y una taza de te. Algo más sería una gran sorpresa". Jerusalén, Israel
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