Estados Unidos calificó ayer de “provocación” el lanzamiento de misiles de mediano y largo alcance realizado por Irán y volvió a exhortar al régimen de Teherán a que acepte la inmediata e incondicional inspección a la planta de combustible nuclear que ha edificado bajo el mayor de los secretos en las inmediaciones de la ciudad santa de Quom.
“Nunca ha habido un consenso internacional más favorable para obligar a Irán a rendir cuentas sobre su programa nuclear”, aseguró el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, al insistir en la necesidad de que Teherán “acuerde el libre acceso a las instalaciones (de la planta nuclear)”.
“Es lo mínimo que pueden hacer”, añadió Gibbs, quien se negó a abundar sobre las sanciones que EU y sus aliados barajan para obligar a Irán a rendir cuentas, tras descubrirse la existencia de una segunda planta nuclear subterránea que ha sido edificada en una zona montañosa.
El pronunciamiento de EU coincidía ayer con el lanzamiento de una nueva ronda de misiles de largo alcance que Teherán justificó como “maniobras militares que no tienen nada que ver con el programa nuclear” y además con las declaraciones del presidente, Mahmoud Ahmadineyad, quien ayer decidió entreabrir la puerta a la posibilidad de reuniones directas con funcionarios estadounidenses si Barack Obama, “cumple sus promesas”.
“Aún no hemos juzgado completamente a Obama, pero creemos que su promesa de cambio debe ser bienvenida y todo el mundo debe ayudar a que este cambio suceda”, afirmó.
La versión de que el lanzamiento de misiles Shahab 3 (con un alcance de hasta 2 mil kilómetros) formaba parte de ejercicios militares de la Guardia Revolucionaria “planeados con antelación” no ha satisfecho a la Casa Blanca, que consideró que éstos “forman parte de las provocaciones en las que Irán ha operado en el escenario internacional durante varios años”.
“Ha llegado el tiempo de que Irán cumpla de una vez por todas con sus obligaciones”, aseguró a su vez el portavoz del Departamento de Estado, J. P. Crowley, al advertir que el jueves en Ginebra Irán tendrá que llegar con algo más que promesas:
“Como ya ha advertido la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, ya no será suficiente que Irán nos diga que sólo desarrolla un programa nuclear con fines pacíficos. Esta vez tendrá que demostrarlo”, añadió Crowley para transmitir así el enojo de una administración que trabaja a marchas forzadas para lograr un consenso sin fisuras que incluya a países como Rusia y China.
Entre una intensa ronda de contactos, Washington consiguió ayer el cierre de filas de la Unión Europea, que no ha dudado en sumarse a la condena por el lanzamiento de misiles con el que Irán ha querido mostrar músculo antes del encuentro del jueves. Washington, EU
“Nunca ha habido un consenso internacional más favorable para obligar a Irán a rendir cuentas sobre su programa nuclear”, aseguró el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, al insistir en la necesidad de que Teherán “acuerde el libre acceso a las instalaciones (de la planta nuclear)”.
“Es lo mínimo que pueden hacer”, añadió Gibbs, quien se negó a abundar sobre las sanciones que EU y sus aliados barajan para obligar a Irán a rendir cuentas, tras descubrirse la existencia de una segunda planta nuclear subterránea que ha sido edificada en una zona montañosa.
El pronunciamiento de EU coincidía ayer con el lanzamiento de una nueva ronda de misiles de largo alcance que Teherán justificó como “maniobras militares que no tienen nada que ver con el programa nuclear” y además con las declaraciones del presidente, Mahmoud Ahmadineyad, quien ayer decidió entreabrir la puerta a la posibilidad de reuniones directas con funcionarios estadounidenses si Barack Obama, “cumple sus promesas”.
“Aún no hemos juzgado completamente a Obama, pero creemos que su promesa de cambio debe ser bienvenida y todo el mundo debe ayudar a que este cambio suceda”, afirmó.
La versión de que el lanzamiento de misiles Shahab 3 (con un alcance de hasta 2 mil kilómetros) formaba parte de ejercicios militares de la Guardia Revolucionaria “planeados con antelación” no ha satisfecho a la Casa Blanca, que consideró que éstos “forman parte de las provocaciones en las que Irán ha operado en el escenario internacional durante varios años”.
“Ha llegado el tiempo de que Irán cumpla de una vez por todas con sus obligaciones”, aseguró a su vez el portavoz del Departamento de Estado, J. P. Crowley, al advertir que el jueves en Ginebra Irán tendrá que llegar con algo más que promesas:
“Como ya ha advertido la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, ya no será suficiente que Irán nos diga que sólo desarrolla un programa nuclear con fines pacíficos. Esta vez tendrá que demostrarlo”, añadió Crowley para transmitir así el enojo de una administración que trabaja a marchas forzadas para lograr un consenso sin fisuras que incluya a países como Rusia y China.
Entre una intensa ronda de contactos, Washington consiguió ayer el cierre de filas de la Unión Europea, que no ha dudado en sumarse a la condena por el lanzamiento de misiles con el que Irán ha querido mostrar músculo antes del encuentro del jueves. Washington, EU
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