Está acusado de conspiración para desacreditar en 2006 a su entonces par y actual presidente Sarkozy.
El juicio por el denominado caso Clearstream, una supuesta maquinación política que enfrenta al ex primer ministro francés Dominique de Villepin, como acusado, y al actual presidente francés, Nicolas Sarkozy, como acusación civil, comenzó este lunes en París.
“Estoy aquí por la voluntad de un hombre. Estoy aquí por el ensañamiento de un hombre, Nicolas Sarkozy, que es también el presidente de la República", afirmó Villepin a la prensa a su llegada al tribunal, acompañado por su esposa y sus tres hijos.
Villepin, de 55 años de edad, inculpado por "complicidad en denuncia calumniosa, complicidad en el uso de documentos falsos, ocultamiento de robo y ocultamiento de abuso de confianza", es uno de los cuatro acusados presentes en el banquillo. Sarkozy, es una de las 41 acusaciones civiles en este mediático proceso.
El jefe de gobierno de Jacques Chirac, y amigo de la ex rehén franco-colombiana Ingrid Betancourt, es acusado de una supuesta maquinación política que consistió en hacer llegar a la justicia una lista falsa de personalidades que tenían cuentas en un organismo financiero luxemburgués llamado Clearstream.
En el falso listado aparecían desde Sarkozy, con sus patronímicos "Stephane Bocsa" y "Paul de Nagy" -su nombre completo es Nicolas Paul Stephane Sarkozy de Nagy-Bocsa-, hasta la modelo francesa Laetitia Casta y el actual director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss Kahn.
Esas cuentas estaban vinculadas con la venta de fragatas francesas a Taiwán en 1991, en la que no habrían faltado los millonarios sobornos, que investigaba el juez Renaud Van Ryumbeke.
El juicio, que comenzó hacia las 13H45 locales (11H45 GMT), se celebra en presencia de unos 50 periodistas en el Tribunal de París, la misma sala en la que el 16 de octubre de 1793 la reina María Antonieta fue condenada a la guillotina.
Villepin, que comparecerá el 30 de septiembre, podría ser condenado a cinco años de cárcel, diez años de inelegibilidad y cientos de miles de euros de multa, pero sobre todo supondría el fin de la carrera política de este diplomático que fue comparado con Nerón, el quinto emperador de Roma.
"Siempre dije que quería saber quién puso y por qué mi nombre en esa lista", afirmó hace poco Sarkozy que acusa a su enemigo jurado en el seno de la derecha de querer desestabilizarlo políticamente e impedirle que llegara al Elíseo.
Villepin, que insiste en que es "víctima de una instrumentalización política", denunció las presiones del Elíseo, y debería reclamar que retiren del proceso a Sarkozy como acusación civil pues ello pone en tela de juicio la independencia de poderes.
Denis Robert, periodista que trabajaba entonces para el diario Liberation y que investigó sobre Clearstream; Jean Louis Gergorin, ex vicepresidente del consorcio aeronáutico europeo EADS y asesor de la cancillería cuando ocurrieron los hechos, que reconoció haber sido el "mensajero"; Imad Lahoud, informático libanés supuesto autor de las listas falsas y Florian Bourges, auditor en Clearstream, son los otros cuatro procesados.
Políticos, responsables de inteligencia, industriales y banqueros figuran entre los 18 testigos que serán citados a declarar en el juicio político de la década en Francia, que para algunos dirigentes franceses como el diputado socialista Pierre Moscovici, "es el paroxismo del odio" político.
El tribunal correccional tiene hasta el 23 de octubre para esclarecer esta historia abracadabrante, que salió a la luz en 2006. París, Francia
“Estoy aquí por la voluntad de un hombre. Estoy aquí por el ensañamiento de un hombre, Nicolas Sarkozy, que es también el presidente de la República", afirmó Villepin a la prensa a su llegada al tribunal, acompañado por su esposa y sus tres hijos.
Villepin, de 55 años de edad, inculpado por "complicidad en denuncia calumniosa, complicidad en el uso de documentos falsos, ocultamiento de robo y ocultamiento de abuso de confianza", es uno de los cuatro acusados presentes en el banquillo. Sarkozy, es una de las 41 acusaciones civiles en este mediático proceso.
El jefe de gobierno de Jacques Chirac, y amigo de la ex rehén franco-colombiana Ingrid Betancourt, es acusado de una supuesta maquinación política que consistió en hacer llegar a la justicia una lista falsa de personalidades que tenían cuentas en un organismo financiero luxemburgués llamado Clearstream.
En el falso listado aparecían desde Sarkozy, con sus patronímicos "Stephane Bocsa" y "Paul de Nagy" -su nombre completo es Nicolas Paul Stephane Sarkozy de Nagy-Bocsa-, hasta la modelo francesa Laetitia Casta y el actual director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss Kahn.
Esas cuentas estaban vinculadas con la venta de fragatas francesas a Taiwán en 1991, en la que no habrían faltado los millonarios sobornos, que investigaba el juez Renaud Van Ryumbeke.
El juicio, que comenzó hacia las 13H45 locales (11H45 GMT), se celebra en presencia de unos 50 periodistas en el Tribunal de París, la misma sala en la que el 16 de octubre de 1793 la reina María Antonieta fue condenada a la guillotina.
Villepin, que comparecerá el 30 de septiembre, podría ser condenado a cinco años de cárcel, diez años de inelegibilidad y cientos de miles de euros de multa, pero sobre todo supondría el fin de la carrera política de este diplomático que fue comparado con Nerón, el quinto emperador de Roma.
"Siempre dije que quería saber quién puso y por qué mi nombre en esa lista", afirmó hace poco Sarkozy que acusa a su enemigo jurado en el seno de la derecha de querer desestabilizarlo políticamente e impedirle que llegara al Elíseo.
Villepin, que insiste en que es "víctima de una instrumentalización política", denunció las presiones del Elíseo, y debería reclamar que retiren del proceso a Sarkozy como acusación civil pues ello pone en tela de juicio la independencia de poderes.
Denis Robert, periodista que trabajaba entonces para el diario Liberation y que investigó sobre Clearstream; Jean Louis Gergorin, ex vicepresidente del consorcio aeronáutico europeo EADS y asesor de la cancillería cuando ocurrieron los hechos, que reconoció haber sido el "mensajero"; Imad Lahoud, informático libanés supuesto autor de las listas falsas y Florian Bourges, auditor en Clearstream, son los otros cuatro procesados.
Políticos, responsables de inteligencia, industriales y banqueros figuran entre los 18 testigos que serán citados a declarar en el juicio político de la década en Francia, que para algunos dirigentes franceses como el diputado socialista Pierre Moscovici, "es el paroxismo del odio" político.
El tribunal correccional tiene hasta el 23 de octubre para esclarecer esta historia abracadabrante, que salió a la luz en 2006. París, Francia
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