El jefe antidrogas filipino quiere una ''guerra a la mexicana'' en su país, que sufre uno de los mayores índices de narcóticos en todo el continente asiático; además buscan reimplantar la pena de muerte a capos
El jefe de la agencia antidroga filipina, general Dionisio Santiago, apostó hoy por una "guerra a la mexicana" para combatir a los narcotraficantes en el país, donde aumentan las peticiones para reimplantar la pena de muerte para estos criminales.
Santiago reaccionó así al reciente secuestro y violación de la hija de uno de sus agentes, un suceso que ha causado un escándalo en Filipinas.
"Esta nación está perdida si no vencemos en esta batalla. No nos dejaremos intimidar por estos rufianes" , dijo el funcionario.
Filipinas sufre uno de los mayores índices de consumo de narcóticos y drogodependencia de toda Asia, según datos de Naciones Unidas.
Igual que en México, los capos sobornan a jueces y fiscales para comprar así la libertad de sus líderes, denuncian las mismas autoridades que afirman verse impotentes para frenar sus actividades.
Además, muchos jefes de las mafias chinas se han trasladado a Manila después de que Pekín lanzara en 2005 una operación masiva contra sus laboratorios clandestinos en el gigante asiático, donde estos delitos se castigan con la pena capital.
En este sentido, el presidente del Congreso, Próspero Nograles, se mostró favorable a recuperar para los narcotraficantes la pena de muerte, abolida en 2006 pero vigente en la mayoría de los países vecinos del Sudeste Asiático. Manila, Filipinas/EFE (El Universal)
Santiago reaccionó así al reciente secuestro y violación de la hija de uno de sus agentes, un suceso que ha causado un escándalo en Filipinas.
"Esta nación está perdida si no vencemos en esta batalla. No nos dejaremos intimidar por estos rufianes" , dijo el funcionario.
Filipinas sufre uno de los mayores índices de consumo de narcóticos y drogodependencia de toda Asia, según datos de Naciones Unidas.
Igual que en México, los capos sobornan a jueces y fiscales para comprar así la libertad de sus líderes, denuncian las mismas autoridades que afirman verse impotentes para frenar sus actividades.
Además, muchos jefes de las mafias chinas se han trasladado a Manila después de que Pekín lanzara en 2005 una operación masiva contra sus laboratorios clandestinos en el gigante asiático, donde estos delitos se castigan con la pena capital.
En este sentido, el presidente del Congreso, Próspero Nograles, se mostró favorable a recuperar para los narcotraficantes la pena de muerte, abolida en 2006 pero vigente en la mayoría de los países vecinos del Sudeste Asiático. Manila, Filipinas/EFE (El Universal)
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