"Honduras es una herida que sangra en la democracia regional", enfatizó Fernando Lugo en la Cumbre del Mercosur.
El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, hizo este viernes un enérgico llamado ante la Cumbre del Mercosur en Asunción para que nunca más en América se instale una dictadura, como ha ocurrido en Honduras con el derrocamiento de Manuel Zelaya.
"¡Que nunca más, nunca más en territorio de América surja una dictadura que provoque el silencio de la muerte, de la voz o del hambre!", exhortó de viva voz ante el plenario del bloque sudamericano en el edificio Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol), en una fría mañana en la capital paraguaya.
Lugo dijo que "el golpe de Estado que derribó al presidente constitucional hondureño el 28 de junio pasado nos mostró cuán frágiles son las democracias de Latinoamérica", en momentos en que Zelaya está tratando de regresar a su país, donde se instaló un gobierno cívico-militar fuera de la ley y la Constitución.
"Honduras es una herida que sangra en la democracia regional", describió el mandatario de Paraguay, una de las naciones menos desarrolladas, con altos índices de pobreza crónica y sin encontrar vías para la prosperidad.
El mandatario narró que el jueves "junto con (la presidenta de Chile, Michelle), Bachelet, después de años de obstinada búsqueda, se hallaron evidencias de lo que podía ser uno de los cementerios clandestinos más significativos de tiempos de la dictadura en Paraguay".
Sobre los desafíos internos del bloque, dijo que "está llamado a responder a las demandas sociales de su población y por eso nos enorgullece la creación del Instituto Social" de la unión aduanera.
"Los países más desarrollados no cayeron en el proteccionismo como forma de afrontar la crisis, pero eso es lo que ha ocurrido entre nosotros", agregó en forma de autocrítica, aunque en la víspera los cañones apuntaron a Argentina, la nación que más barreras puso para proteger el empleo y la producción.
La 37 Cumbre del bloque, sin los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, y Rafael Correa, de Ecuador, se encaminaba a aprobar otra condena al golpismo en Honduras y a lanzar medidas de coordinación ante la pandemia de influenza humana. Asunción, Paraguay/AFP (La Jornada)
"¡Que nunca más, nunca más en territorio de América surja una dictadura que provoque el silencio de la muerte, de la voz o del hambre!", exhortó de viva voz ante el plenario del bloque sudamericano en el edificio Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol), en una fría mañana en la capital paraguaya.
Lugo dijo que "el golpe de Estado que derribó al presidente constitucional hondureño el 28 de junio pasado nos mostró cuán frágiles son las democracias de Latinoamérica", en momentos en que Zelaya está tratando de regresar a su país, donde se instaló un gobierno cívico-militar fuera de la ley y la Constitución.
"Honduras es una herida que sangra en la democracia regional", describió el mandatario de Paraguay, una de las naciones menos desarrolladas, con altos índices de pobreza crónica y sin encontrar vías para la prosperidad.
El mandatario narró que el jueves "junto con (la presidenta de Chile, Michelle), Bachelet, después de años de obstinada búsqueda, se hallaron evidencias de lo que podía ser uno de los cementerios clandestinos más significativos de tiempos de la dictadura en Paraguay".
Sobre los desafíos internos del bloque, dijo que "está llamado a responder a las demandas sociales de su población y por eso nos enorgullece la creación del Instituto Social" de la unión aduanera.
"Los países más desarrollados no cayeron en el proteccionismo como forma de afrontar la crisis, pero eso es lo que ha ocurrido entre nosotros", agregó en forma de autocrítica, aunque en la víspera los cañones apuntaron a Argentina, la nación que más barreras puso para proteger el empleo y la producción.
La 37 Cumbre del bloque, sin los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, y Rafael Correa, de Ecuador, se encaminaba a aprobar otra condena al golpismo en Honduras y a lanzar medidas de coordinación ante la pandemia de influenza humana. Asunción, Paraguay/AFP (La Jornada)
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