Desde las faldas del Capitolio, el rumor de un viejo reclamo se volvía a escuchar ayer a favor de apurar la legalización de más de 12 millones de indocumentados, una causa que hoy lucha por no ser relegada al vagón de cola por la administración del presidente Barack Obama, en medio de una profunda crisis económica y con un país dividido por la batalla por la reforma sanitaria.
“El (líder de la mayoría demócrata en el Senado), Harry Reid nos ha dicho que primero sería la reforma sanitaria, luego la reforma energética y enseguida la reforma migratoria”, dijo el congresista demócrata por Illinois, Luis Gutiérrez.
“Y esperamos que hagan honor a su palabra porque la paciencia se nos está acabando”, añadió Gutiérrez, mientras cientos de rostros morenos le daban la réplica con gritos de “¡Sí se puede!”.
Con el atronar de matracas agitando el ambiente y con el gesto cariacontecido, una multitud de hispanos observaba desencantada por una lucha que ha consumido varios años; por las demasiadas familias separadas por la deportación; por la muerte de un promedio de 400 inmigrantes al año en la frontera y la desilusión de quienes quieren ser reconocidos como ciudadanos con plenos derechos. “El viaje ha sido largo y difícil”, reconoció Gutiérrez mientras las voces de mujeres y hombres le alentaban y le mandaban bendiciones, en una tarde de sol cansino y cielos despejados.
“Y por eso necesitamos estar unidos en torno a nuestras familias”, añadió Gutiérrez al dar a conocer los lineamientos de un proyecto de reforma migratoria que, según adelantó, deberá pasar por el fin de las redadas; un reforzamiento inteligente de la frontera; la implantación de un sistema de verificación laboral que evite la explotación; la regulación de los futuros flujos de inmigrantes; un proceso de asimilación en el que todos tendrán que aprender a hablar inglés y, finalmente, por un proceso de reunificación familiar en el que cada inmigrante no se vea obligado a esperar más de cinco años para poder recuperar a su esposa o a sus hijos. “La base de nuestra lucha será la unidad de nuestras familias”, añadió al adelantar que el primer borrador o bosquejo de una iniciativa de reforma migratoria será presentado antes de que concluya este año.
“Como ha dicho la líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, es antiestadounidense separar a familias y ese será el objetivo primordial de nuestra lucha”, insistió Gutiérrez, quien acudió al acto acompañado por otros legisladores como el demócrata, Robert Menéndez y la presidenta del caucus hispano, la representante demócrata por Nueva York, Nidia Velázquez.
A pesar de que el congresista por Illinois se había comprometido a definir los términos de una iniciativa de reforma migratoria que deberá recabar el consenso de cientos de organizaciones políticas y sindicales y el respaldo del Congreso, su aparición de ayer sólo permitió asomarse a los criterios generales.
La presentación de la ruta crítica que deberá seguir la iniciativa de reforma migratoria, con la que el presidente Obama se ha comprometido desde su lucha por la presidencia, fue respaldada por un nutrido grupo de organizaciones que aún siguen considerando posible su realización en el primer semestre del 2010.
“La hoja de ruta del representante Gutiérrez para la reforma migratoria nos pondría en el camino correcto para arreglar nuestro disfuncional sistema de inmigración, empezando con la legalización de los 12 millones de inmigrantes indocumentados que viven y trabajan en nuestras comunidades”, dijo Héctor Figueroa, tesorero de la 32BJ, una organización con más de 110 mil afiliados en ocho estados y en Washington, DC.
Menos optimistas, analistas y estrategas vinculados al Partido Demócrata han considerado como “poco realista” el horizonte que han previsto algunos dirigentes del caucus hispano para que la reforma migratoria sea una realidad en 2010. “Si la economía sigue sin levantar cabeza y el desempleo se mantiene cerca de los 10 puntos, será muy difícil que el presidente y el Congreso puedan sacar adelante una reforma migratoria en 2010”, opinó Will Marshall, presidente del Progressive Policy Institute. Washington, EU
“El (líder de la mayoría demócrata en el Senado), Harry Reid nos ha dicho que primero sería la reforma sanitaria, luego la reforma energética y enseguida la reforma migratoria”, dijo el congresista demócrata por Illinois, Luis Gutiérrez.
“Y esperamos que hagan honor a su palabra porque la paciencia se nos está acabando”, añadió Gutiérrez, mientras cientos de rostros morenos le daban la réplica con gritos de “¡Sí se puede!”.
Con el atronar de matracas agitando el ambiente y con el gesto cariacontecido, una multitud de hispanos observaba desencantada por una lucha que ha consumido varios años; por las demasiadas familias separadas por la deportación; por la muerte de un promedio de 400 inmigrantes al año en la frontera y la desilusión de quienes quieren ser reconocidos como ciudadanos con plenos derechos. “El viaje ha sido largo y difícil”, reconoció Gutiérrez mientras las voces de mujeres y hombres le alentaban y le mandaban bendiciones, en una tarde de sol cansino y cielos despejados.
“Y por eso necesitamos estar unidos en torno a nuestras familias”, añadió Gutiérrez al dar a conocer los lineamientos de un proyecto de reforma migratoria que, según adelantó, deberá pasar por el fin de las redadas; un reforzamiento inteligente de la frontera; la implantación de un sistema de verificación laboral que evite la explotación; la regulación de los futuros flujos de inmigrantes; un proceso de asimilación en el que todos tendrán que aprender a hablar inglés y, finalmente, por un proceso de reunificación familiar en el que cada inmigrante no se vea obligado a esperar más de cinco años para poder recuperar a su esposa o a sus hijos. “La base de nuestra lucha será la unidad de nuestras familias”, añadió al adelantar que el primer borrador o bosquejo de una iniciativa de reforma migratoria será presentado antes de que concluya este año.
“Como ha dicho la líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, es antiestadounidense separar a familias y ese será el objetivo primordial de nuestra lucha”, insistió Gutiérrez, quien acudió al acto acompañado por otros legisladores como el demócrata, Robert Menéndez y la presidenta del caucus hispano, la representante demócrata por Nueva York, Nidia Velázquez.
A pesar de que el congresista por Illinois se había comprometido a definir los términos de una iniciativa de reforma migratoria que deberá recabar el consenso de cientos de organizaciones políticas y sindicales y el respaldo del Congreso, su aparición de ayer sólo permitió asomarse a los criterios generales.
La presentación de la ruta crítica que deberá seguir la iniciativa de reforma migratoria, con la que el presidente Obama se ha comprometido desde su lucha por la presidencia, fue respaldada por un nutrido grupo de organizaciones que aún siguen considerando posible su realización en el primer semestre del 2010.
“La hoja de ruta del representante Gutiérrez para la reforma migratoria nos pondría en el camino correcto para arreglar nuestro disfuncional sistema de inmigración, empezando con la legalización de los 12 millones de inmigrantes indocumentados que viven y trabajan en nuestras comunidades”, dijo Héctor Figueroa, tesorero de la 32BJ, una organización con más de 110 mil afiliados en ocho estados y en Washington, DC.
Menos optimistas, analistas y estrategas vinculados al Partido Demócrata han considerado como “poco realista” el horizonte que han previsto algunos dirigentes del caucus hispano para que la reforma migratoria sea una realidad en 2010. “Si la economía sigue sin levantar cabeza y el desempleo se mantiene cerca de los 10 puntos, será muy difícil que el presidente y el Congreso puedan sacar adelante una reforma migratoria en 2010”, opinó Will Marshall, presidente del Progressive Policy Institute. Washington, EU
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