Raúl Sohr indica que sectores del país piensan que poseer armas nucleares correspondería a la posición en la escena mundial
Destaca que el gobierno de Lula también busca un lugar permanente en el CS de la ONU
Las aspiraciones nucleares de Brasil constituyen una "traición para el espíritu" de Latinoamérica y del Tratado de Tlatelolco, que proscribe armamento de ese tipo en la región, afirmó hoy el internacionalista chileno Raúl Sohr. En diálogo, el experto en temas de seguridad y defensa dijo que "hay sectores, sobre todo en el ámbito militar de Brasil, que piensan que poseer armas nucleares correspondería a la posición de Brasil en la escena mundial". El también columnista y comentarista internacional de la televisión local recordó que Brasil "tiene aspiraciones a ocupar un sillón permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas junto a Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia". "Algunos de sus estrategas piensan que un artefacto nuclear les dará el ancho para codearse con las potencias", agregó Sohr, docente de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos. Advirtió, sin embargo, que si las intenciones nucleares de Brasil prosperan, "ello constituiría una traición a la vocación de paz de Latinoamérica expresado en el Tratado de Tlatelolco", suscrito en 1967, y "un peligro para sus vecinos". Recordó que ese instrumento, denominado "Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe", establece el compromiso de los países de la región a rechazar la adquisición de armas atómicas. "Explícitamente, todos los Estados de la región se comprometieron a no tener armas atómicas y eso fue una declaración importante en la época de la Guerra Fría, de que no queríamos que la confrontación nuclear llegara a nuestra región", indicó Sohr. El académico agregó además que se trata de "una declaración de hermandad latinoamericana y que no se veía la necesidad de que ninguno tuviese ese tipo armas". "En ese sentido, sí lo considero una traición si (Brasil) llegase a tener (armas nucleares). De cara a América Latina sería muy malo, pésimo, porque establecería la carrera armamentista nuclear en América Latina", alertó. Sohr comentó, en ese sentido, que si Brasil concreta sus aspiraciones nucleares, eso llevaría a que "otros países se consideren autorizados para procurarse las armas nucleares". "Pero además, en el caso de que Brasil tuviera armas nucleares, lo que por ahora prohibe su propia Constitución, ello representaría un peligro para sus vecinos al convertirse en un blanco de otras potencias", enfatizó. A juicio del internacionalista, "sería un desincentivo a la integración ante una nación con ínfulas imperiales y serviría de excusa para que otros transiten por el mismo camino destructivo". Sohr fundamentó su preocupación por las aspiraciones nucleares de Brasil sobre la base de las recientes declaraciones del vicepresidente José Alencar, quien hace dos semanas expresó de manera explicita su posición a favor de tener armas nucleares. Recordó que Alencar declaró que "un arma nuclear utilizada como un instrumento de disuasión es de gran importancia para un país (Brasil) con 15 mil kilómetros de fronteras". "Si estuviéramos en esas condiciones (con armas nucleares) ¿se imagina lo que sería Brasil? La respetabilidad del país crecería mucho", aseguró Alencar, quien fungió como ministro de Defensa en su país entre los años 2004 y 2006. Sohr advirtió que "no es la primera vez que autoridades brasileñas manifiestan que sería conveniente contar con armas nucleares. El general de Ejército José Benedito de Barros Moreira proclamó, en noviembre de 2007, que Brasil podría requerir de bombas atómicas". El alto oficial consideró que su país podría requerir de armamento atómico para defender su patrimonio, ya que a su juicio Brasil podría convertirse en "blanco de la codicia internacional" debido a su riqueza en recursos como agua, energía, alimentos y minerales. Sohr señaló además que los planes de Brasil para contar con un submarino nuclear han sido reactivados "y se conoce de las intenciones de transformar en nuclear el quinto de los submarinos Scorpene que comprarán a Francia". "Y en este caso no es fácil diferenciar la plataforma –en este caso la nave- del arma en sí, constituyéndose en un solo sistema de armas", concluyó el experto en política internacional. Santiago de Chile
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