viernes, 19 de junio de 2009

Fallece la viuda de Salvador Allende

Hortensia Bussi estaba alejada de la vida pública desde 2005

Hortensia Bussi, viuda del extinto presidente socialista Salvador Allende, murió ayer a los 94 años, informaron su doctora y su hija.
La doctora Paz Rojas dijo que Tencha, como era conocida la viuda de Allende, murió de causas naturales. Su hija Isabel, diputada del Partido Socialista, estuvo junto a ella en sus últimos momentos, se informó.
Hortensia Bussi salió al exilio en México tras el derrocamiento y muerte de su esposo en el cruento golpe militar de 1973 encabezado por el general Augusto Pinochet.
Desde el exilio, Tencha fue una voz constante y decidida que aglutinó a distintos sectores que buscaban la recuperación democrática de su país.
Nacida en Valparaíso el 22 de julio de 1914, hija de un oficial de marina mercante, quedó huérfana de madre en su infancia.
A los 16 años se trasladó a la capital chilena a casa de una hermana de su madrastra, para así poder cursar estudios de Historia en el Instituto Pedagógico de Santiago.
Conoció a Salvador Allende, entonces diputado del Partido Socialista, al ser presentados por un amigo común, durante el gran sismo de Chillán, ocurrido el 25 de enero de 1939, se casaron al año siguiente y desde entonces acompañó a su marido en la causa socialista.
El matrimonio tuvo tres hijas: Carmen Paz, Beatriz y María Isabel. Beatriz Allende, médico como su padre, se suicidó en su residencia de La Habana, el 11 de octubre de 1977, a los 32 años de edad.
Después de 15 años expatriada, el 24 de septiembre de 1988 regresó a su país para sumarse a la campaña por el “No” en el plebiscito a Pinochet. En 1990, decidió quedarse a vivir definitivamente en Santiago de Chile.
Debido a su avanzada edad, Hortensia Bussi se encontraba confinada desde hace un tiempo en su residencia y ya no participaba en ceremonias oficiales o en homenajes a su difunto marido. Padecía escoliosis, osteoporosis y glaucoma y la última vez que se presentó en un acto público fue en 2005, en la conmemoración de la asonada castrense.
La doctora Rojas explicó a la televisión estatal que la ex primera dama amaneció bien el jueves y que luego, durante la mañana, se quedó dormida, por lo que “su muerte fue tranquila. No sufrió”.
Como primera dama fue activa en obras de ayuda social.
La residencia que compartía con Allende fue bombardeada por los militares el día del golpe, lo que la obligó a huir y recibió refugio en la casa del ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Felipe Herrera.
Desde allí fue convocada al Hospital Militar donde habían sido llevados los restos de su esposo, quien se suicidó en su palacio presidencial en llamas bajo ataque aéreo y terrestre, antes que rendirse a los militares rebelados.
Luego, en un pequeño avión fue llevada hasta el vecino balneario de Viña del Mar para asistir al entierro de Allende. A menudo se quejó de que los militares sellaron el ataúd y le impidieron ver el cuerpo de su esposo. Santiago de Chile, AP y EFE (El Universal)

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